El pasado jueves 7 de octubre, el rey Mohammed VI en el Palacio real de Fez puso en funciones al nuevo gobierno surgido de las elecciones del 8 de septiembre. El mismo esta conducido en calidad de Jefe de Gobierno por el empresario y político Aziz Ajanuch.
El nuevo gobierno de 24 carteras presenta una distribución equitativa entre los tres partidos más votados en esos comicios el conservador moderado Reagrupamiento Nacional de Independientes, de Aziz Ajanuch, el liberal de izquierda Partido Autenticidad y Modernidad y el histórico nacionalista Partido Istiqlal, cuyo secretario general Nizar Baraka regresa al gabinete como Ministro de Equipamiento y Agua.
El Rey Mohammed VI mantuvo a los funcionarios de los ministerios de soberanía que él tiene la responsabilidad constitucional de designar: ministerio de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes residentes en el extranjeros, Nasser Bourita, ministerio del Interior, Abdelouafi Lafti; ministro de Habices y Asuntos Islámicos Ahmed Toufiq y el ministro de Defensa Nacional Abdellatif Loudiyi.
El partido vencedor en los comicios Reagrupamientos Nacional de Independiente retuvo el control de los siete ministerios de mayor peso para el control de la economía: Economía y Finanzas, Agricultura y Pesca, Transporte, Sanidad, Transición Energética y Relaciones con las cortes.
Cabe destacar que en un país árabe, islámico y africano, el nuevo gabinete de ministros tiene un treinta por ciento de mujeres y por primera vez una mujer, Nadia Fettah Alaoui, será la ministra de Economía y Finanzas.
El nuevo gobierno recién asumido está conformado por un conjunto de políticos con amplia experiencia en la gestión pública, muchos de ellos han ocupado ministerios, secretarías y gobernaciones. Esta labor de años en la alta administración del Estado los ha preparado para encarar con éxito una serie de temas inconclusos por la gestión anterior. En el plano internacional deberá definir un nuevo marco para las relaciones con España y con la Comunidad Europea que establezca una mayor equidad y paridad entre las partes.
También deberá contrarrestar las actividades agresivas de Argelia que cargan de tensión a los países del Magreb con estériles pujas geopolíticas que alimentan el belicismo y las carreras armamentísticas.
En especial, deberá impedir el activismo de la diplomacia argelina que en los foros internacionales, usando con frecuencia como pantalla a los separatistas del Frente Polisario, busca infructuosamente debilitar las alianzas diplomáticas de Marruecos, obstaculizar los acuerdos que dinamizan su crecimiento económico y deteriorar su imagen internacional.
Por último, deberá continuar la labor diplomática que contribuya a la reafirmación de la soberanía marroquí sobre su Sáhara, neutralizando el activismo, las acciones propagandísticas y las continuas provocaciones montadas por el Frente Polisario y sus aliados ideológicos.
En el plano interno deberá consolidar la recuperación de la economía marroquí en un contexto de postpandemia donde aún rigen restricciones materiales y temores psicológicos que impiden a ciertas actividades vitales para Marruecos como el turismo alcanzar sus niveles de actividad de 2019.
Deberá también atender las secuelas económicas que han dejado la pandemia y las medidas que fue necesario adoptar para contenerla en muchos hogares y empresas marroquíes.
La crisis sanitaria y la elaboración del nuevo modelo de desarrollo han puesto de manifiesto la amplitud del sector informal de la economía marroquí y las consecuencias que esta ocasiona en la población que trabaja en ese sector. El nuevo gobierno deberá trabajar intensamente para extender los beneficios de la seguridad social al mayor número posible de la población marroquí. La inclusión social y el apoyo a las pequeñas empresas deberán necesariamente ser prioridades para el nuevo gobierno.
En este sentido, la reforma educativa, para fomentar la igualdad de oportunidades y adaptar el sistema a las demandas tecnológicas del siglo XXI, deberá también ocupar un lugar destacado en las prioridades que fije el nuevo gobierno.
Por último, deberá implementar el Pacto Nacional para el Desarrollo, adecuando a la administración pública del Reino conforme a las Altas orientaciones Reales y a las recomendaciones de la Comisión Especial del Nuevo Modelo de Desarrollo que contemplan dar mayor coherencia y convergencia a las políticas públicas par evitar los cuellos de botella que suelen afectar su funcionamiento.
El Nuevo Modelo de Desarrollo se presenta así para los marroquíes como el instrumento más idóneo, racional y adecuado para hacer frente a los desafíos que implica insertar gradualmente a Marruecos en un rol destacado entre las democracias más prósperas y desarrolladas del mundo.
Para cumplir con esos objetivos, el gobierno de Aziz Ajanuch contará con el decidido apoyo y sabiduría de Su Majestad Mohammed VI que trabaja incasablemente para lograr el bienestar de su pueblo.