Un problema habitual es confundir opiniones con datos. Se tiene la mala costumbre de pensar que los datos los tenemos nosotros y las meras opiniones son las de los otros. Claro está, si somos los dueños de los datos, nuestras opiniones son imperativos categóricos. La cosa no va de dialogar. El objetivo es vencer y callar, siempre, al oponente. Encima lo llaman escucha activa. Retorica. Una vez subida la escalera del discurso las palabras de cada peldaño desaparecen.
Así las cosas, parece inútil esforzarse en razonar. Conmigo o contra mí. Sencilla elección o situarse en el territorio del bien o en el del mal. Los siempre acertados frente a los siempre equivocados. ¡Que miedo colocarse mal! Hasta los que dudan de todo afirman sus inseguridades con toda rotundidad.
¿Por qué en Colón hubo poca gente? Ese día hacía mucho calor, era domingo, estaban todos en el campo o en la playa, hay cosas mejores que hacer, vacunarse, por ejemplo, opiniones para todos los gustos. Nadie ofrece como posibilidad que igual no importan tanto o no están tan mal los indultos. Por otro lado, si es ilegal el indulto, los tribunales lo anularan. ¿La polémica importante no será que la mayoría no sabemos realmente que va a pasar después? Tonterías. Lo importante es quien gana o quien pierde, dialécticamente, esta bronca. ¡Es lo único!
Luego está lo de la carta. La del líder de ERC. ¿Es un signo suficiente y necesario para que el Estado de Derecho haya tomado el camino de la graciosa excepcionalidad? La verdad que la carta del líder condenado de ERC, que ha sido considerada como gesto de buena voluntad, da para muchas interpretaciones. Aunque, de los que opinan ¿Cuántos la han leído? Literalmente dice que los indultos son: “gestos que pueden aliviar (el conflicto), paliar el dolor (de la represión) y el sufrimiento (de la sociedad catalana)” ¿de qué está hablando? No es tranquilizante que diga eso con la polvareda que se está levantando. ¿Gestos? Tampoco es bueno cuando dice que: la amnistía es nuestra prioridad para acabar con la persecución judicial. La cuestión no termina ni con los exiliados ni con los presos y presas políticas, sino que hay que hacerla extensiva al resto de las 3.000 personas que sufren causas judiciales. ¿Tantos? Nuevamente “Las cuentas y los cuentos de la independencia”, Borrell dixit. Los 3000 presos políticos, ¿son dato u opinión?
¿Se han equivocado el presidente de la Patronal y la Iglesia Católica pidiendo que se normalice la situación? Opino que de una forma educada el máximo, el responsable de los empresarios ha puesto de manifiesto, con la fineza que tiene al uso, el hartazgo que tiene hablar siempre de lo mismo. El maldito bucle español. Tener opinión propia te deja marcado.
Es cansino. Cuando un capítulo parece cerrarse, los beneficiarios de la magnanimidad no paran, otra vez de darle Perico al torno, que el indulto demuestra algunas debilidades del aparato del Estado. Si una respuesta ponderada fluye brotarán dos rancias. Así es difícil centrar la cuestión.
Un Tetris político costoso de encajar que abona la hartura ciudadana. Es una merde pretender encajar pomposas declaraciones, voluntades políticas no explicitadas, tactismo electoral y resignación ante un problema histórico arrastrado y mal gestionado.
Los que de todo opinan y siempre tienen datos ciertos, a los que no les cabe la más mínima duda sobre el infinito, los que son capaces de hacer del quark algo tremendamente complejo ¿tienen la solución? Millones de españoles lo agradecerían, incluso los europeos.
¡No, no la tienen! Solo tienen el papel de advertidores. Una oposición que machaca, como el cura con el pecado, que no son partidarios ¿Y?. El Gobierno es el responsable de actuar y nadie puede usurparle ese papel, tal vez no haya acertado en el explicativo. No se puede hacer de cada tema festival de la comunicación. En lo sustantivo, el caso es que no hay otra opción, solo esgrimir la tarjeta que invita a la política. Las advertencias, para los independentistas, también están hechas y hay que esperar que más allá de las abruptas declaraciones sepan que la única vía que existe es la de la Constitución, el Estatut y la Ley. La política juega bajo esas reglas, si y sólo sí. Volver a lo mismo no sería de contumaces sino de idiotas, ¡no creo que lo sean!
La situación que deja la pandemia obliga a ponerse las pilas y como Proust ponerse a buscar el tiempo perdido. Mal para todos si no se hace. Los catalanes y los españoles saben que solo hacia adelante esta la salida. Si los perdonados y no lo entienden, discursos y frases al margen, harán mucho daño a España, pero más a Cataluña y a ellos y sus familias. Héroes de almizcle caducado.
En definitiva, el presidente del Gobierno saldrá mal parado si la cosa no sale bien, pero no le queda otra que asumir su responsabilidad, el riesgo de indicar el camino es suyo. No es una apuesta irresponsable, pues no hay otra. El enfrentamiento civil nunca es solución, si esa es la idea. La irresponsabilidad esta, y ha estado, en quedarse haciendo concursos de pedorretas cuando las cosas pasan. El destino es tan traicionero que puede que, encauzada la cuestión, por lo menos para un par de generaciones, los electores no lo sepan ver en las urnas. Gobernar en democracia tiene esos riesgos, la historia lo demuestra. No debe importar, el dato es que la cuestión catalana es hoy un problema caliente y debemos dejarle pronto a un lado para ocuparnos de otros asuntos. ¿Esto lo podemos compartir todos?
En mi opinión, puedo no estar de acuerdo en los indultos, es mi simple opinión, sin disponer de más datos, pero si pienso que este es el camino para poder pasar a otro escenario. Negar esta necesidad sería una opinión insensata.