Con una participación siete puntos más baja que la de 2016 y unos resultados sin mayores sorpresas, la ciudadanía vasca ha reafirmado su apoyo al actual gobierno de coalición PNV-PSE.
Urkullu encara la que será su tercera legislatura al frente del Gobierno Vasco con una mayoría absoluta parlamentaria – PNV + PSE – y una base electoral afianzada.
Entre otros retos, deberá ser capaz de generar un nuevo modelo de convivencia para Euskadi. Será relevante su interlocución con Moncloa, con unos Presupuestos Generales ad portas y en el que el voto favorable del PNV se prevé imprescindible.
El PSE no logra rentabilizar ni su presencia en el Gobierno Vasco ni la merma de apoyos sufrido por Podemos.
EH Bildu afianza e incrementa su base electoral como única alternativa de cambio real.
Por su parte, la coalición preelectoral PP+C’s fracasa y mantiene la tendencia de pérdida de apoyos en Euskadi para la derecha.
Vox consigue un escaño en un territorio donde, a priori, tiene menos encaje su mensaje.
En el estudio de las elecciones en Euskadi nos planteábamos una serie de preguntas que la ciudadanía vasca, en gran parte, nos aclaró ayer.
Bloques ideológicos, ¿cómo se consolidan en Euskadi?
Con un 67% del total de apoyos, los partidos nacionalistas – PNV (39,1%) y EH Bildu (27,8%) – siguen reforzando su hegemonía en Euskadi, en detrimento, principalmente, del bloque de izquierdas que ha disminuido sus apoyos en casi cuatro puntos.
La aparición de fuerzas como VOX, ha tenido una cierta influencia en la menor desmovilización del voto nacionalista.
No en vano, en Álava, EH Bildu, partido antagónico a VOX, ha aumentado su apoyo un 7 % respecto a 2016.
A corto plazo, parece muy poco factible que haya algún motivo que provoque nuevos grandes movimientos entre bloques ideológicos en la política vasca; más aún, teniendo en cuenta que tanto PNV como EH Bildu han logrado un papel relevante en el parlamento español y que se ha visto reflejado en estas elecciones.
Ni PSE ni Podemos, han conseguido movilizar al electorado de izquierdas en Euskadi; sin embargo EH Bildu sí se ha afianzado como única alternativa real a la coalición PNV-PSE.
La derecha sigue perdiendo apoyo en regiones con un alto voto regionalista como son, entre otras, Euskadi y Cataluña, y sumando, tan solo un 8,7% del total de votos a candidaturas, lo que supone un 50 % que en 2016.
Análisis y trasvases de votos, ¿qué formación ha sufrido menos la baja participación?
En términos relativos, y con la excepción del VOX, el partido que menos ha visto desmovilizado su electorado ha sido EH Bildu. No en vano, sus apoyos han aumentado en más de 23 mil votos, respecto a 2016.
Por el contrario, la formación que más apoyos ha dejado de recibir ha sido Podemos, que pierde más del 54% de los votos recibidos en 2016.
Como dato interesante que nos dejan estos comicios, es que, a pesar de que el PNV ha perdido casi 50 mil votos -398 mil en 2016 vs 349 mil-y un 12% de los apoyos, ha obtenido tres escaños más.
Esto se explica debido a que el descalabro sufrido tanto por PP como por Podemos lo rentabilizan los jetzales al asignarse los últimos escaños como fuerza más votada en las tres circunscripciones.
A priori, y a la espera de lo que indiquen los barómetros postelectorales, el único trasvase de votos entre bloques, ha sido el del electorado de Podemos que ha deparado en EH Bildu. De los más de 80 mil votos que ha dejado de recibir Podemos, una gran parte de ellos ha recaído en la izquierda abertzale.
Además de ello, VOX ha conseguido atraer en torno a un 14% del electorado fiel el bloque ideológico de derechas.
Los resultados consolidan una mayoría absoluta en el Parlamento Vasco entre PNV-PSE, con un total de 40 escaños – 31 PNV y 10 PSE – y refuerzan a EH Bildu como principal partido de la oposición.
¿Cómo afrontan los partidos políticos esta nueva etapa de “calma electoral”?
Con el 12-J, España pone punto y aparte a un periodo colmado de citas electorales.
Desde 2015, hemos asistido a elecciones municipales (2), autonómicas (2), europeas (1) y generales (4), pasando por una moción de censura, el conflicto catalán y la reciente crisis sanitaria y económica provocada por el Covid-19.
En clave electoral, este lustro ha puesto a prueba las maquinarias electorales de los partidos, obligándoles a mantenerlas siempre a punto y bien engrasadas.
A la ciudadanía se le ha exigido que conserve la confianza en las diferentes fuerzas que les representan en los parlamentos y una cierta tensión política que permita una alta participación en cada cita electoral.
Quizás sea este buen momento y, con el periodo estival de por medio, para que los estrategas de los partidos, analicen el panorama político actual, las preocupaciones de los ciudadanos y examinen sus errores y aciertos.
Sin duda es un ejercicio que deben realizar. La voracidad con la que se van sucediendo los acontecimientos no puede permitir que las fuerzas políticas no mantengan “luces largas” y la vista puesta en las inquietudes de la ciudadanía.
Aviso para la socialdemocracia en España
Tanto en Euskadi como en Galicia, los partidos más favorecidos en estas elecciones han sido los partidos regionalistas, BNG en Galicia y EH Bildu y PNV en Euskadi.
Ninguna fuerza de izquierdas no regionalista ha conseguido ser de las dos formaciones más votadas, – PSE y Podemos tercera y cuarta fuerza respectivamente en Galicia y Euskadi-.
Esto debe poner en serio aviso a quienes deciden programas, propuestas políticas, mensajes, candidatos, forma de conectar con los ciudadanos…en partidos socialdemócratas y del espectro ideológico de izquierdas.
Sin duda que el componente de autogobierno que tienen las elecciones autonómicas puede favorecer a partidos de ámbito regional; ahora bien, los partidos socialdemócratas, y en el caso de España el PSOE, no debería conformarse con recibir en las elecciones generales gran parte de los votos que en citas autonómicas y municipales se mantienen en fuerzas regionalistas de izquierdas.
A corto plazo, esto puede beneficiar los intereses del ejecutivo de Sánchez, dado que le puede permitir llegar con más facilidad a acuerdos con fuerzas regionalistas, claves para mantener con cierta estabilidad el Gobierno de coalición.
A largo plazo, deberían haber saltado ya todas las señales de aviso. No solo la derecha está perdiendo peso en España en ciertos territorios.
Quizás dentro de unos años no nos sorprenda que en Aragón, Valencia, Canarias, Baleares u otras regiones, fuerzas regionales sigan minando votos a la izquierda.
Podemos acaparó a partir de las autonómicas de 2015 esos apoyos que hoy no recibe y que no vuelven al PSOE. Al menos una reflexión debiera merecer.
Alerta para el centro derecha
La derecha y los partidos de corte conservador han ido desapareciendo de la esfera política vasca. Han articulado un discurso que se ha alejado de gran parte de su electorado y que a día de hoy, y a corto y medio plazo, les imposibilita para tener ningún tipo de relevancia política en Euskadi.
El Partido Popular, se ha ido distanciando de posturas y mensajes moderados; esto, unido al auge de VOX, que les merma parte de su potencial electorado, les coloca en una difícil disyuntiva.
Dejar de ser una fuerza con presencia en Euskadi o Cataluña puede suponer a largo plazo una polarización mayor aun de la política en España.
La derecha corre el riesgo de tejer un discurso que no tenga cabida en gran parte de la diversidad que representa la población española y que afiance posturas conservadoras más cercanas a las hoy defendidas por VOX.
La orfandad del centro-derecha, con Ciudadanos desdibujado, deja paso a un posible vacío difícil de asimilar por ninguna fuerza política.
¿Y ahora?
El 12J en Euskadi, servirá como referente para los partidos políticos a la hora de rediseñar sus estrategias de campaña, mensajes y hojas de ruta de cara a próximas citas electorales.
Previsiblemente las autonómicas en Cataluña serán las siguientes. Casi nada.
Por Future Politics