El más reciente escándalo de espionaje es la deserción de Oleg Borisovich Smolenkov, un alto funcionario de la Oficina de Política Exterior de la Administración Presidencial de la Federación de Rusia.
Smolenkov, era un “agente de penetración profunda”, es decir, un “topo” como lo denominaría el “espiólogo” John Le Carré, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) que espió para los americanos por más de una década.
Nacido en 1969, Smolenkov se graduó del Instituto Estatal de Relaciones Internacionales de Moscú donde se forman los diplomáticos rusos. Desarrollo toda su carrera diplomática como un protegido del embajador Yuri Ushakov (1947), quien actualmente es el Asesor de Política Exterior del presidente Vladimir Putin. Cargo que podría asimilarse en importancia al de Asesor de Seguridad Nacional en los Estados Unidos.
Smolenkov trabajó con Ushkov cuando este se desempeño como Director del Departamento Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores. Cuando, entre enero de 1999 y junio de 2008, Ushakov asumió como Embajador ruso en Washington llevó a Smolenkov como secretario de segunda de la legación de su país.
Es probable que Smolenkov haya sido reclutado como agente de la CIA durante su estadía en Washington. Usualmente los rusos que se convierten en traidores a su país lo hacen porque son objeto de chantaje o por ambición. En algunos casos cometen indiscreciones sexuales o delitos bajo efectos del alcohol o drogas que terminarían con su carrera en Rusia y es entonces cuando son abordados por agentes de la CIA que les proponen ocultar sus pecados a cambio de que trabajen para los Estados Unidos. En otros casos, los rusos simplemente ofrecen sus servicios espontáneamente a los americanos a cambio de fuertes sumas de dinero.
Aún no se sabe con certeza que motivación llevó a Smolenkov arriesgarse y traicionar a su país; solo que fue agente de la CIA por más de una década.
Su principal valor como fuente era su acceso y proximidad con Yuri Ushakov un hombre que a su vez gozaba de la confianza y el aprecio del presidente Vladimir Putin.
De regreso a Moscú, Ushakov se incorporó a la poderosa “Administración Presidencial de Rusia”. Un cuerpo de influyentes funcionarios, creada en 1991 por el entonces presidente Boris Yeltsin, para gestionar toda la actividad del Jefe de Estado de la recién creada Federación de Rusia.
El embajador Ushakov, siempre con Smolenko a su lado, se convirtió en Asesor Presidencial para la Política Exterior, en ese entonces Putin era Primer Ministro y Medvedev presidente de Rusia.
En esta forma la CIA pasó a contar con un “topo” en el despacho presidencial de Rusia. Al parecer la actividad de Smolenkov como espía no despertó sospechas y continuó su carrera con éxito. En 2010, el entonces presidente Dmitri Medvedev firmó su ascenso al cargo de “Asesor Estatal Interino de la Federación de Rusia de Tercera Clase”.
Smolenkov habría proporcionado a la CIA pruebas de la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016, con un ataque cibernético al Comité Nacional Demócrata.
Cuando Donald Trump se convirtió en presidente y estallo el “Rusiagate”, el escándalo sobre los vínculos del entorno del flamante primer mandatario con los rusos y el FBI y las comisiones legislativas comenzaron a revisar la información sobre Rusia, la CIA temió que las revelaciones afectarán la cobertura de su agente y le propuso que desertara.
En un principio Smolenkov se negó a dejar su país, se sentía seguro y adujo problemas familiares para dejar Rusia. Por ese entonces, Oleg estaba casado con Antonina que también ocupaba un importante cargo en la administración estatal. El matrimonio tenía tres hijos: un varón de 13 años y dos niñas de 7 y 2 años.
Esta negativa no agradó a los funcionarios de la CIA que temieron que Smolekov fuera un doble agente y parte de una operación de “intoxicación” por parte de la inteligencia rusa.
Finalmente, el 14 de junio de 2017, Smolenkov aceptó desertar. El funcionario pidió permiso a sus jefes y partió con su familia a Montenegro para unas vacaciones en la playa.
Por un tiempo nada se supo de la familia Smolenkov. El Federálnaya Sluzhba Bezopásnosti Rossíyskoi Federatsii -FSB- el organismo de contrainteligencia de Rusia, un cuerpo similar al FBI estadounidense, que en 2018 detuvo a 129 espías extranjeros y a 465 rusos sospechados de trabajar para servicios de inteligencia extranjeros, comprendió inmediatamente que Oleg Smolenkov había desertado cuando no regreso de sus vacaciones pero mantuvo el silencio sobre el tema hasta evaluar el daño que el espía habría causado a los intereses de Rusia.
Mientras tanto los Smolenkov se instalaban en los Estados Unidos en una lujosa vivienda en la ciudad de Stafford, en Virginia.
La finca que adquirieron en 78 Partridge Lane, es una lujosa mansión de 760 m² que costó 925.000 dólares. Nada mal para un desertor ruso.
El escándalo de espionaje fue hecho público por el influyente periódico financiero ruso “Kommersant” y el canal de Telegram “Despiadado. Relaciones Públicas” e inmediatamente tomado por la prensa occidental que verificó la información.
Los medios occidentales enfatizaron que la CIA había “extraído” a Smolenkov por temor a una indiscreción por parte del presidente Trump que revelase la existencia de una fuente en el círculo íntimo de Putin.
Pero, lo cierto es que la CIA es una organización de inteligencia lo suficientemente profesional como para saber proteger sus fuentes y saber que información suministrar a su presidente y cual no, para preservarlas.
Si decidieron “extraer” a su agente habrían evaluado que existían otras muy poderosas razones para sacrificar una fuente tan importante.
Por último, el caso del envenenamiento del desertor del Glávnoye Razvédyvatelnoye Upravlenie -GRU-, la inteligencia militar rusa, coronel Serguei Skripal y su hija, el año pasado, en el Reino Unido, es un claro ejemplo de como los rusos tratan a quienes los traicionan.
La exposición pública a que se han visto sometidos los Smolenkov en los últimos días, no es lo mejor para la seguridad de los espías que llegan del frío…