El jefe de Gobierno en funciones de España, Pedro Sánchez, se anota un importante éxito en el escenario internacional al conseguir para su país y para el bloque socialdemócrata europeo uno de los cinco principales cargos de la Unión Europea.
Se trata del cargo de Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad (ARUPES), que es al mismo tiempo, Vicepresidente de la Comisión Europea, Presidente del Consejo en formación de Asuntos Exteriores y máxima autoridad del Servicio Europeo de Acción Exterior, popularmente denominado como “Alto Representante”.
El elegido es el hasta hoy ministro de Relaciones Exteriores de España, el catalán Joseph Borrell quien tendrá entre sus funciones el coordinar las políticas exteriores y de seguridad comunitarias. Con competencias directas en temas muy sensibles como comercio, inmigración, asignación de ayuda humanitaria, cambio climático y, especialmente, el diseño de la política africana hasta hoy dispersa en diversas carteras de la Unión Europea.
El puesto de Alto Representante significa pasar a manejar un presupuesto anual de 14.000 millones de euros, coordinará a 140 delegaciones y una plantilla de empleados de cinco mil seiscientas personas repartidas entre Afganistán y Zambia.
En la conformación del nuevo ejecutivo comunitario ha primado la alianza entre el francés Emanuel Macron, la alemana Ángela Merkel y el español Pedro Sánchez. Esto permitió que la política alemana Úrsula Von der Leyen se transformara en la próxima presidente de la Comisión Europea y en la primera mujer en alcanzar esa posición. En tanto que la francesa Christine Lagarde, hasta ahora directora del FMI, pasará a presidir el Banco Central Europeo desde octubre y el italiano David Sassoli presidirá la Eurocámara.
El flamante Alto Representante de las Relaciones Exteriores, Joseph Borrell, nació el 24 de abril de 1947, en Puebla del Segur, provincia de Lérida. Su abuelo paterno fue emigrante en Argentina donde poseía una panadería en Mendoza. Su padre nació en Argentina donde vivió hasta los ocho años momento en que su familia retornó a la Península.
Joseph Borrell es ingeniero aeronáutico por la Universidad Politécnica de Madrid y Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid.
Tras recibirse de ingeniero, en 1969, viajó a Israel para trabajar como voluntario en el kibutz de Gal On. En Israel conoció a Carolina Mayeur, una francesa de origen judío con quien contrajo matrimonio. La relación se disolvió en la década de 1990 pero perduran dos hijos. En 2018, Borrell contrajo nuevamente matrimonio con Cristina Narbona, con quien vivió en pareja durante los últimos veinte años.
Borrell se incorporó, en 1975, al Partido Socialista Obrero Español ocupando diversos cargos partidarios y públicos.
Con la llegada a La Moncloa de Felipe González, después de las elecciones generalizadas de 1982, Borrell fue designado Secretario de Estado de Presupuesto y Gasto Público del Ministerio de Economía y Hacienda.
Fue secretario de Hacienda entre 1984 y 1991 y ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente entre 1991 y 2002.
En 2002, fue uno de los representantes del Parlamento español en la Convención Europea encargada de la redacción del borrador de la Constitución europea.
Elegido diputado del Parlamento Europeo, en 2004, fue más tarde designado presidente del Parlamento Europeo, cargo que ejerció hasta 2007.
Entre enero de 2010 y junio de 2012 se desempeñó como presidente del Instituto Universitario Europeo, con sede en Florencia.
En junio de 2018, Pedro Sánchez lo designó ministro de Relaciones Exteriores cargo que ocupa hasta el momento.
Joseph Borrell tiene una carrera conocida en Bruselas, buen conocimiento del continente y habla fluidamente inglés y francés, además de otros idiomas. Pero tiene 72 años, un inconveniente para un hombre que deberá vivir con un pie en el avión constantemente dirigiéndose a participar en cumbres bilaterales o multilaterales, cuando no haciendo de bombero en alguna de las múltiples crisis que le tocará vivir.
Aunque representará la política internacional de quinientos millones de españoles ricos carece de un avión propio por lo cual deberá peregrinar por aeropuerto y aviones de línea como cualquier mortal.
El catalán es una persona “curtida y leída”, con una cierta idea de España y de Europa, y con un carácter particularmente difícil y una lengua filosa que suele meterlo en problemas.
Particularmente crítico del independentismo catalán, comparó a Oriol Junqueras, ex presidente del gobierno de Cataluña en prisión preventiva por la declaración unilateral de independencia de 2017, con el párroco de su pueblo. “Era de la misma arquitectura física y mental”, señaló en un mitin político. Su designación como Alto Representante, despertó una catarata de críticas en las redes sociales.
Es resistido también por Israel que lo considera un dirigente proclive al reconocimiento unilateral de Palestina como Estado independiente -en el caso de que no se alcance un consenso en el seno de la Unión Europea- y al mantenimiento del acuerdo nuclear con Irán, pese al retiro de los Estados Unidos.
Tampoco goza de buenas relaciones con el gobierno de Vladimir Putin. El 23 de mayo de 2019, en declaraciones a “El Periódico” dijo: “Tenemos un nuevo mundo que no habríamos podido imaginar hace cinco años. Trump no era presidente, no había Brexit […] Han cambiado muchas cosas. Nuestro viejo enemigo, Rusia, vuelve a decir aquí estoy yo, y vuelve a ser una amenaza, y China aparece como un rival.” Estas declaraciones provocaron que el embajador español en la Federación de Rusia, Fernando Valderrama, fuera citado al ministerio de Asuntos Exteriores para dar explicaciones por esa “inamistosa” afirmación.
Donde si ha caído muy bien la designación de Borrell al frente de las Relaciones Exteriores europeas es en el Reino de Marruecos. Rabat considera al político catalán como un amigo, un hombre equilibrado, de buena voluntad y con conocimientos profundos sobre la realidad política que se vive en el Magreb.
Argentina debería aprovechar las “raíces argentinas” del nuevo Alto Representante para buscar una acercamiento que facilite fluidas relaciones con Bruselas.