La reciente visita del rey Mohamed VI, a la ciudad de Brazzaville, capital de la República del Congo, para asistir como invitado especial a la primera Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comisión Clima y del Fondo Azul de la Cuenca del Congo marca dos de las principales constantes en la política internacional del Reino de Marruecos.
Por un lado, la activa participación de Marruecos en los principales asuntos que hacen a la política internacional de África.
Por el otro, la constante preocupación por el desarrollo sostenible del continente basado en la protección del medio ambiente como patrimonio común de la humanidad.
De la experta mano de Mohamed VI, Marruecos regresó en 2017 a la Unión Africana, organización de la que se había alejado en 1984, durante el reinado de su padre, Hassan II.
En la última década, Marruecos, la sexta economía de África (desde el año 2000 hasta hoy, el PIB se ha multiplicado por dos y en 2017 la economía creció un 4,1%), se convirtió en el segundo mayor inversor africano del continente. En los últimos cinco años, el cúmulo de inversiones marroquíes en África alcanzó a 1.700 millones de dólares y se radicaron especialmente en el sector de la construcción y obras públicas, TIC, sector financiero, energía eléctrica, industria farmacéutica, transporte aéreo, minería, telecomunicaciones, etc.
En 2015, Marruecos superó a Francia como primer inversor en Costa de Marfil, con un 22% de las inversiones contra el 16% alcanzado por el país galo. Ese mismo año, Marroc Telecom alcanzó una cuota del 41% de su volumen de negocios en el África subsahariana y el grupo BMCE Bank of Africa logró allí el 31% de sus ingresos netos.
Marruecos ha implementado en varios países africanos proyectos de desarrollo en el campo de la sanidad, la agricultura, las lluvias artificiales, la gestión de recursos hídricos, la irrigación, la lucha contra las plagas de langostas, la electrificación, el desarrollo de infraestructuras básicas y la educación y formación universitaria, técnica y profesional de los tan necesarios recursos humanos.
En este último aspecto, Marruecos recibe anualmente ocho mil estudiantes universitarios, entre ellos 6.500 becarios procedentes de 42 países africanos.
La solidaridad marroquí también se expresa en la entrega de ayuda humanitaria para paliar los efectos de las catástrofes naturales y los frecuentes conflictos bélicos. Soldados de las Reales Fuerzas Armadas participan de seis misiones de paz de la ONU en África y la experta diplomacia marroquí ha mediado en conflictos en Libia, Mali y Gambia. Marruecos incluso ha regularizado la situación de miles de inmigrantes subsaharianos que han encontrado una nueva vida en el Reino.
Para reforzar los naturales lazos históricos, culturales y espirituales con los países del continente, Marruecos, a través del Instituto Mohammed VI para la Formación de Imanes, contribuye a la formación religiosa de estudiantes marroquíes y sobre todo de otros provenientes de África. En esta forma el monarca busca proteger a la juventud africana de las veleidades del extremismo y preservar una identidad islámica marcada por la apertura y la tolerancia.
Todo ello se ha acompañado con frecuentes giras de Mohammed VI por países africanos a los efectos de intercambiar impresiones con los jefes de Estado, dirigentes políticos y las fuerzas vivas de los Estados visitados. Al mismo tiempo, constituyen una oportunidad excepcional para conocer de primera mano la realidad y necesidades de estos pueblos.
En todos los casos, el Rey de Marruecos viaja acompañado de una numerosa comitiva integrada por funcionarios gubernamentales, políticos, académicos y representantes de las empresas marroquíes más importantes y dinámicas.
Desde el año 2014, Mohammed VI visitó Mali, Guinea Conakry, Costa de Marfil y Gabón, mientras que el jefe de Estado de Senegal, Macky Sall, llegó a Rabat a fines de abril de 2015.
En 2015, el monarca alauita visitó Senegal, Costa de Marfil, Gabón y Guinea Bissau. Durante esta gira suscribió numerosos acuerdos bilaterales de cooperación en diversos campos.
En junio de 2016, Mohammed VI brindó una calurosa recepción al presidente de Ruanda, Paul Kagame. Hasta no hace mucho, Ruanda era un fiel aliado tanto de Argelia como de los separatistas polisarios, actualmente ha cambiado sustancialmente de posición acercándose decididamente a Marruecos.
En octubre de 2016, el Rey de Marruecos visitó Ruanda -firmando 19 acuerdos bilaterales de cooperación-, Tanzania y Senegal, países que reunidos constituyen un mercado de 73 millones de consumidores con enormes necesidades insatisfechas en todos los campos: la agricultura, infraestructura, servicios, vivienda, educación, etc.
El rey de Marruecos terminó el año viajando a Tanzania, Gabón, Senegal y Madagascar.
A comienzos de 2017, el Rey viajó a la capital de Etiopía, Addis Abeba, para asistir a Cumbre de la Unión Africana. Paralelamente, Marruecos ha llevado a cabo en Etiopía una ofensiva comercial con el influyente grupo estatal Oficina Jerifiana de los Fosfatos (OCP) cuyas ventas de fertilizantes a este país agrícola alcanzan a noventa millones de euros.
Luego Mohamed VI viajó a Nigeria donde firmó acuerdos para un mega proyecto de construcción de un gasoducto a través de varios países africanos y para la producción de fertilizantes en un desarrollo conjunto. Luego el Rey visitó Ghana firmando diversos acuerdos de cooperación y Sudán del Sur donde el ejército marroquí desplegó un hospital de campaña para asistir a la población local.
Desde que asumió el trono, en 1999, Mohamed VI ha realizado 47 viajes de Estado, a 26 países de África -a varios de ellos en reiteradas ocasiones-, con el objetivo estratégico de estrechar los vínculos de Marruecos con África y afianzar la influencia económica, diplomática e incluso religiosa del reino magrebí.
Bajo el reinado de Mohamed VI, la participación de Marruecos en materia de iniciativas internacionales que involucran al medio ambiente ha sido también relevante.
Marruecos albergó, en 2001, la 7ª Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, quince años más tarde, en noviembre de 2016, la 22ª Conferencia de las Partes de la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 22), ambos eventos se llevaron a cabo en la bella ciudad de Marrakech.
País desprovisto de petróleo y gas, Marruecos espera conseguir producir, en el 2020, más de dos mil megavatios a través de las energías renovables.
En paralelo a la COP 22, Mohamed VI propició la primera Cumbre Africana de la Acción, colocada bajo la divisa de la co-emergencia de África. De esta Cumbre surgieron tres comisiones regionales: la Comisión del Sahel, presidida por Níger; La Comisión de los Estados Insulares, presidida por la República de Seychelles; y la Comisión de la Cuenca del Congo, presidida por la República del Congo.
Precisamente, la Comisión de la Cuenca del Congo fue la responsable de organizar la primera Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de la Comisión Clima y del Fondo Azul de la Cuenca del Congo en que habló el rey Mohamed VI.
En su discurso a la Cumbre el monarca alauí destacó la necesidad de asociar el desarrollo de África con el “despertar de las conciencias ecológicas”. Situándose así en una misma línea de pensamiento con el presidente francés Emanuel Macron e incluso con el papa Francisco en su encíclica “Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común”.
Mohamed VI destacó que la Cuenca del Congo constituye el segundo depósito de carbono del planeta y la segunda cuenca fluvial más grandes y una de las mayores zonas forestales que alberga más de la mitad de las especies animales de África. Además de ser el hogar de doscientos millones de africanos.
“Afrontar el desafía del desarrollo y aprovechamiento de la Cuenca del Río Congo supone crear una dinámica de cooperación a favor del desarrollo sostenible, no sólo en los países ribereños sino también de todo el continente”, señaló el monarca marroquí.
Mohamed VI concluyo señalando que: “El desafío ecológico ya no debería ser percibido como una amenaza, sino más bien como una oportunidad. He aquí el significado de nuestro compromiso común, un compromiso colocado bajo los principios de la responsabilidad compartida y la solidaridad panafricana”.
Este discurso revela que, en el pensamiento de Mohamed VI, las preocupaciones por el desarrollo y bienestar de África y la preocupación por la protección del medio ambiente constituyen dos caras de una misma moneda y se unen a la inclaudicable defensa de la integridad territorial del Reino de Marruecos para conformar las bases centrales de un sólido programa de acción internacional para las próximas décadas.