En las últimas dos décadas los ciudadanos rusos han elegido jefe de Estado en seis ocasiones, encargando a tres políticos —Borís Yeltsin, Vladímir Putin y Dimitri Medvedev— la conducción del país. Dos presidentes, Yeltsin y Putin, consiguieron la reelección y Medvedev ostentó el cargo durante un mandato de cuatro años. En 2012 Vladímir Putin vuelve a ponerse al frente de Rusia para un tercer mandato de seis años.
Las primeras elecciones presidenciales de la historia de Rusia se celebraron el doce de junio de 1991, antes de la desaparición de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas -URSS-. Tuvieron un carácter particular: los ciudadanos no elegían al jefe de Estado —en aquel momento el puesto del presidente de la URSS lo ocupaba Mijaíl Gorbachov- sino al jefe de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR, la mayor república de la Unión Soviética). En ese entonces, el presidente de la RSFSR se elegía para cinco años.
Borís Yeltsin, ganó los comicios tras obtener el apoyo del 57,3 % de los electores convirtiéndose de este modo en el primer presidente ruso elegido a través de una votación popular.
Su primer mandato duró hasta 1996. Uno de los principales logros de Yeltsin durante este periodo fue la aprobación de la nueva Constitución, que entró en vigor en diciembre de 1993. El nuevo texto constitucional ampliaba considerablemente los poderes del presidente.
De acuerdo con la Constitución modificada, los siguientes comicios se celebraron el dieciséis de junio de 1996 tras la expiración del mandato de Yeltsin y resultaron los únicos en la historia del Estado que se llevaron a cabo dos rondas de votación.
La campaña electoral se caracterizó por una tensa competición entre los once candidatos que se disputaban la presidencia. Los principales rivales fueron Borís Yeltsin y el líder del Partido Comunista de la Federación de Rusia, Guennadi Ziugánov.
En la votación del dieciséis de junio ninguno de los aspirantes consiguió obtener más de 50 % de los sufragios, mínimo para ser elegido presidente. El mejor resultado fue el alcanzado por Yeltsin (35,28 % de los votos), seguido por Ziugánov con el 32,03 %. En virtud de la legislación electoral rusa, los dos candidatos tuvieron que enfrentarse en una segunda ronda.
De cara a la siguiente votación la situación política se caldeó. Los partidarios del nuevo sistema democrático —principalmente los ciudadanos de Moscú y San Petersburgo, de localidades industriales, del Norte ruso, de Siberia, el Lejano Oriente ruso y los electores en el extranjero— tomaron partido por Yeltsin, mientras que los adeptos del régimen comunista —en su mayoría habitantes de zonas rurales— apoyaron a Ziugánov.
Durante la segunda vuelta, el tres de julio, 40,2 millones de ciudadanos (el 53,82 % de los votantes que acudieron a las urnas) dieron su voto a Borís Yeltsin, que superó considerablemente a Ziugánov, apoyado por 30,1 millones de los rusos (40,31 % de los sufragios). En aquel momento se hizo patente que la mayoría de los ciudadanos no quería volver al pasado comunista pese a todos los problemas que tuvo que afrontar el país tras el colapso de la URSS.
Yeltsin permaneció en el cargo casi hasta el final de su segundo mandato. En el umbral del año siglo, el treinta y uno de diciembre de 1999, anunció su renuncia tras entregar los poderes presidenciales al primer ministro ruso de entonces, Vladimir Putin.
Tras la dimisión de Yeltsin, el Consejo de la Federación de Rusia convocó comicios anticipados para el veintiséis de marzo de 2000.
En esta ocasión como candidatos a la presidencia se presentaron once personas. Entre ellos figuraba Putin, entonces presidente interino del país, que recibió el apoyo del electorado de centro.
En la lista de aspirantes había también políticos “veteranos” de las campañas anteriores: en particular, el líder comunista, Guennadi Ziugánov; el ultranacionalista Vladímir Zhirinovsky, que encabezaba el Partido Liberal-Democratico ruso; el jefe del movimiento democrático liberal Yabloko, Grigori Yavlinski (quien fue propuesto a la presidencia en 1996, aunque ocupó solo el cuarto puesto tras obtener el 7,35 % de los votos); y el independiente Amán Tuleyev (desde 1997 gobernador de la región de Kémerovo, una de las principales provincias mineras del país), para quien era el tercer intento de ocupar el cargo de jefe de Estado.
Por primera vez en la historia de Rusia una mujer optó también a la presidencia del país, la influyente política Ela Pamfílova, que encabezó el Ministerio de Asuntos Sociales ruso en los años 90.
Desde el inicio, Vladímir Putin encabezó las encuestas y se perfiló como el candidato con mayores posibilidades para ser elegido.
Finalmente, triunfó en la primera vuelta electoral con un 52,99 % de los votos, es decir, tras recibir el apoyo de casi 40 millones de electores. El nuevo presidente ruso tomó posesión del cargo en mayo del año 2000.
Los resultados de los siguientes comicios presidenciales que se celebraron en Rusia fueron predecibles desde el inicio: según las encuestas electorales, el presidente Vladimir Putin, que se postuló para un segundo mandato, superaba considerablemente a todos sus rivales. Además, resultó ser el único candidato que había participado en las campañas anteriores.
Entre los seis candidatos a la presidencia registrados por la Comisión Central Electoral no figuraban ni Guennadi Ziugánov, ni Vladímir Zhirinovsky, ni Grigori Yavlinski ni Amán Tuleyev, que rechazaron postularse por diferentes motivos.
Los partidos de Ziugánov y Zhirinovsky —Partido Comunista y Partido Liberal-Democratico— propusieron otros representantes para la carrera electoral, unos novatos en estas lides: el diputado comunista de la Duma Estatal (Cámara Baja de la legislatura nacional) Nikolái Jaritónov, y el jefe del aparato central del Partido Liberal-Democratico, Oleg Malyshkin.
Por primera vez en las papeletas electorales de 2004 figuraron también el entonces presidente del Consejo de la Federación, Serguéi MIrónov, en representación de la agrupación de centro izquierda Partido de la Vida; uno de los líderes del bloque patriótico Patria, Serguéi Gláziev; y la derechista independiente Irina Jakamada.
De acuerdo con los resultados de la votación, el catorce de marzo de 2004, Vladímir Putin fue electo para un segundo mandato tras ganar en la primera vuelta con el 71 % de los votos.
Según la Constitución rusa, el puesto de jefe de Estado solo puede ocuparse en dos ocasiones consecutivas de cuatro años. Como consecuencia, Vladímir Putin no tuvo derecho a presentarse para la reelección tras expirar su mandato en 2008.
De cara a los comicios de aquel año el todavía presidente expresó su apoyo al primer viceprimer ministro, Dimitri Medvedev. Posteriormente esa candidatura fue propuesta para la presidencia por el partido gobernante, Rusia Unida. Además, contaba con el respaldo de varias fuerzas centristas y liberales, como la social demócrata Rusia Justa, la liberal Fuerza Civil y el Partido Agrario de Rusia.
Los dos participantes habituales de las elecciones presidenciales, Guennadi Ziugánov y Vladímir Zhirinovsky volvieron a participar en los comicios. La campaña electoral de 2008 destacó también por la participación de Andréi Bogdánov del Partido Democrático Ruso.
Medvedev no solo ganó los comicios de marzo de 2008 sino que además alcanzó un récord histórico en número absoluto de votos obtenidos. Porcentualmente se hizo con el 70,28 % de los sufragios. Sus rivales, Ziugánov, Zhirinovsky y Bogdánov, recibieron el apoyo de 17,72 %, 9,35 % y 1,30 % de los electores respectivamente.
En comparación con los comicios anteriores, las presidenciales 2012 se diferenciaron por una innovación importante: por primera vez un jefe de Estado de la Rusia postsoviética se elegía para un mandato de seis años en lugar de cuarto.
Cinco candidatos rivalizaron por el cargo más importante del Estado: el primer ministro, Vladímir Putin, propuesto por el partido gobernante Rusia Unida; los líderes de otras tres influyentes fuerzas políticas —Partido Comunista, Partido Liberal-Demócrata y Rusia Justa— Guennadi Ziugánov, Vladímir Zhirinovsky y Serguéi Mirónov, respectivamente; y, además, el multimillonario y propietario de uno de los más grandes fondos de inversión de Rusia, el grupo Onexim, Mijaíl Prójorov, que participó como candidato independiente.
La campaña electoral de 2012 se caracterizó por ser una de las más tensas de la historia del país debido a las manifestaciones multitudinarias convocadas tras las elecciones parlamentarias del cuatro de diciembre de 2011. Después de aquella votación los oponentes de Rusia Unida, vencedora de los comicios, organizaron acciones en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades del país, en las que denunciaban las supuestas irregularidades cometidas durante el proceso electoral. Por su parte, miles de simpatizantes del partido oficialista respondieron con múltiples convocatorias.
Para evitar el fraude electoral y garantizar la transparencia de las elecciones presidenciales del cuatro de marzo de 2012, las autoridades tomaron una medida sin precedentes: equiparon los colegios electorales con más de 180.000 cámaras de vigilancia que transmitieron a través del sitio especial webvybory2012.ru, lo que permitió a cualquier ciudadano supervisar el proceso electoral en línea.
Vladímir Putin ganó las elecciones con el 63,6 % de los votos. Le siguió el líder comunista, Guennadi Ziugánov, con el 17,18 %, y el empresario Mijaíl Prójorov, quien obtuvo el 7,98 %. Vladímir Zhirinovsky logró el 6,22%, mientras Serguéi Mirónov recibió el apoyo del 3,85 % de los electores. Tras la jornada electoral se celebraron varias manifestaciones en apoyo de Putin y en su contra en varias grandes ciudades de Rusia.
Para los comicios de este año se han presentado por el momento tan sólo tres candidatos: el presidente Vladimir Putin candidato por Rusia Unida, quien encabeza las encuestas, el veterano ultranacionalista diputado de la Duma, Vladimir Zhirinovsky candidato del Partido Liberal-Demócrata, el empresario Pavel Grudinin por el Partido Comunista de la Federación de Rusia y el diputado de la Duma Serguei Mironov candidato por el partido Rusia Justa.
Por el momento, las encuestas favorecen al presidente Putin que se impondría en la primera ronda electoral. En segundo lugar, con apoyos que rondarían entre el 10 y el 15% en las encuestas, se sitúa el intempestivo y verborrágico Vladimir Zhirinovsky quien confía en llegar a una segunda ronda de votación.
Además, de las encuestas preelectorales a favor del triunfo de Vladimir Putin está la tradición. Según una tradición rusa, en el siglo XX y XXI se ha producido una alternancia entre “peludos” -es decir, personas con la cabellera completa- y “calvos” en la jefatura de Rusia. Veamos cómo ha sido.
El siglo XX comenzó con el reinado de Nicolás II que tenía su cabellera completa, fue reemplazado por Vladimir Ilich Ulianov, Lenin, que era calvo. A la muerte de este, lo reemplazó el georgiano Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin, “peludo”, quien a su turno cedió el cargo al ucraniano Nikita Jrushchov calvo. Leonid Brezhnev, peludo sucedió al anterior y fue sucedido por un “calvo” Yuri Andropov. Konstantin Chernenko, un “peludo” sucedió a Andropov y, a su vez fue reemplazado por Mijaíl Gorbachov quien lucía una brillante calvicie. Su reemplazante, Boris Yeltsin en cambio tenía una frondosa cabellera. Putin es calvo y su reemplazante Dimitri Medvedev tiene una gran cabellera.
Por lo tanto, Putin puede sucederse a si mismo, por lo que continuaría el dominio de los calvos o ser reemplazado por un candidato con cabellera. Zhirinovsky, a sus setenta años, cuenta con buena cabellera al igual que los otros dos candidatos presidenciales. Por lo tanto, seguramente veremos un nuevo mandato del presidente Putin, o será reemplazado por un “peludo”. Si Putin repite su mandato habrá que esperar un candidato con cabellera (¿probablemente un nuevo mandato de Medvedev?) para 2024.