El presidente Donald Trump parece creer que sus problemas de imagen se deben tanto al ataque despiadado del periodismo como a las deficiencias de su equipo de comunicaciones. Por lo tanto, ha introducido una profunda reestructuración en el mismo.
La reestructuración comenzó con la designación del ejecutivo de Wall Street, Anthony Scaramucci, como director de Comunicaciones de la Casa Blanca.
Está provocó la renuncia del subsecretario de Prensa, el polémico Sean Spiecer, que mantenía una conflictiva relación, tanto con el propio Trump, como con los corresponsales de prensa acreditados ante la Casa Blanca.
Spicer, quien renunció ante la perspectiva de encontrarse a las órdenes de Scaramucci. Será reemplazado en su cargo de portavoz del presidente por una joven, pero experimentada, dama de 34 años. La hija de un ex gobernador republicano de Arkansas, Sara Huckabee Sanders, quien desempeñaba esa función “de facto” desde finales de mayo.
EL TIBURÓN DE WALL STREET
Scaramucci proviene de una familia de obrera de Long Island, estado de Nueva York. Después de licenciarse en Ciencias Económicas en la Universidad de Tufts y doctorarse en Derecho en Harvard, en la misma generación que el presidente Barak Obama, decidió escalar profesionalmente en el mundo de las inversiones financieras.
Entre 1989 y 1996, aprendió el oficio trabajando en el banco de inversiones Goldman Sachas.
En 1996, cuando consideró que había adquirido suficiente experiencia, se instaló por cuenta propia creando una firma financiera, Oscar Capital Management, que fue vendida en 2001. Pero, el nivel de Scaramucci como inversor financiero comenzó a ser tenido en consideración cuando, en 2005, creó la compañía de inversiones “SkyBridge Capital”. Se trataba de una firma dedicada a conectar “hedge funds” -fondos de cobertura- con grandes inversores que llegó a operar por 11.800 millones de dólares en activos.
SkyBridge le proporcionó una tribuna de exposición pública. Desde allí organizó, desde 2009, una serie de encuentros anuales empresariales, denominados “SkyBridge Alternative Conference” (SALT) de las que tomaron parte las grandes figuras de las finanzas y la política internacional, así como figuras del jet set y el mundo del deporte.
En 2013, por ejemplo, asistieron el ex presidente francés Nicolas Sarkozy y el realizador cinematográfico Oliver Stone. El ex primer ministro británico, el conservador David Cameron fue otro de los asistentes a estos encuentros.
Las reuniones SALT le permitieron a Scaramucci tomar experiencias en encuentros públicos con auditores altamente calificados y le permitieron incrementar considerablemente su nivel de contactos internacionales. Su figura se hizo habitual en los pasillos del Foro de Davos.
Scaramucci abandonó SkyBridge Capital, a comienzos de 2017, cuando fue vendido en doscientos millones de dólares a un fondo chino de inversiones, HNA Capital Group. Se desconoce cuál fue el porcentaje que el inversor obtuvo en la venta, pero se descuenta que fue sustancial.
Para dar a conocer públicamente su figura, Anthony Scaramucci adquirió los derechos de un programa de comentarios económicos por televisión “Wall Street Week” que se emite por la cadena Fox Business, y donde ha actuado habitualmente como anfitrión.
Esto no le ha impedido aparecer como colaborador habitual de su competidora la cadena CNBC.
Es autor de tres libros sobre finanzas. El último de ellos, con el sugestivo título de “Goodbye Gordon Gekko”, y el subtítulo de “Como hacerse rico sin perder tu alma”. En él, Gordon Gekko, el imaginario tiburón de las finanzas interpretado por Michael Douglas, en la película de los años ochenta “Wall Street”, intenta explicar a los futuros traders como acumular una fortuna sin quebrar las normas éticas y legales.
En 2011, Scaramucci recibió el premio “Entrepreneur of the Year” de New York, otorgado por la firma Ernest & Young, en la categoría de “servicios financieros”.
La revista “Worth”, lo ubicó, en 2016, en el puesto 85 del listado de las cien personas más poderosas del mundo americano de las finanzas.
A medida que su fortuna y su influencia en los negocios crecía, Scaramucci comenzó a incursionar en el mundo de la política.
Comenzó contribuyendo financieramente a la campaña de Barak Obama y luego de otros candidatos demócratas como Hillary Clinton o Joe Biden. Pero su idilio con los demócratas no habría de durar mucho.
En 2010, declaró, haciendo referencia a los defraudados donantes demócratas, “sentimos que hemos sido golpeados con un palo, como si fuéramos una piñata.”
En la siguiente campaña presidencial apostó por Mitt Rommey. Luego apoyó las aspiraciones presidenciales del gobernador de Wisconsin, Scott Walker, más tarde del ex gobernador de Florida, Jeff Bush, en las primarias del partido republicano.
Cuando Donald Trump obtuvo la nominación republicana, Scaramucci empleó sus relaciones financieras con los hijos del magnate para hacerse un lugar en el equipo de campaña.
Scaramucci pronto se convirtió en un defensor habitual del Trump en los noticiarios y programas políticos de la televisión.
Después del triunfo de Trump, integró un selecto equipo de transición compuesto por tan solo dieciséis personas entre los cuales se encontraban los hijos del presidente electo y su yerno Jared Kushner.
Trump designó, el 12 de enero de 2017, como director de la Oficina de Asuntos Públicos e Intergubernamentales de la Casa Blanca. Pero debió renunciar mientras era investigado por la Oficina de Ética Gubernamental.
No obstante, Scaramucci no se dio por vencido y logró que en junio el presidente Trump lo designara como vicepresidente y Jefe de Estrategia del Banco de Exportaciones e Importaciones.
Fue entonces cuando se produjo un incidente que impactó positivamente en su carrera.
La cadena noticiosa CNN difundió una noticia en la que afirmaba que el Comité de Inteligencia del Senado estaba investigando a un “fondo de inversiones ruso de diez mil millones de dólares cuyo director ejecutivo se había reunido con un miembro del equipo de transición presidencial cuatro días antes de la toma de posesión de Trump.”
Scaramucci recurrió a justicia y la CNN tuvo que rectificarse y retirar la noticia por “imprecisa”. El affaire les costó el puesto y la carrera a tres periodistas de la cadena.
El hecho impresionó a Trump que consideró a Scaramucci como un “killer” capaz de enfrentar con éxito a la maquinaria de las “fake news”.
Posiblemente, en la decisión de Trump también haya incidido el aspecto extremadamente atildado que luce siempre Scaramucci, su seguridad y autosuficiencia. Aspectos relevantes para un responsable de la comunicación presidencial.
LA DAMA EN CUESTIÓN
El equipo de comunicaciones de la Casa Blanca se completó con la designación de Sarah Huckabee Sanders como secretaria de Prensa.
La nueva secretaria de prensa tiene 34 años, y es hija del ex gobernador de Arkansas, Mike Huckbee. Al igual que Bill Clinton nació y se crio en Little Rock. Se graduó en la Universidad baptistas de Ouachita, en Arkadelphia, Arkansas. Esta casa con el consultor político republicano Bryan Chatfiel Sanders y tienen tres niños.
Su carrera política comenzó desde muy temprano. En 2002, se desempeñó como coordinadora de campo en la campaña de reelección de su padre como gobernador de Arkansas. Luego trabajó como enlace regional para asuntos del Congreso en el Departamento de Educación de los Estados Unidos durante la Administración Bush.
También se desempeñó como coordinadora de campo para la campaña de reelección del presidente Bush, Ohio, en 2004.
Luego fundo su propia firma de consultoría: Second Street Strategies, en Little Rock. Desde entonces ha tomado parte en más de una docena de campañas electorales estatales y nacionales para diversos candidatos republicanos.
En 2008, se convirtió en Directora Ejecutiva del Comité Huck de Acción Política y luego directora nacional de campaña para la ONG internacional “Campaña One”, una organización humanitaria que se propone terminar con la pobreza a nivel mundial y atender las enfermedades previsibles.
En 2016, después de administrar la frustrada campaña presidencial de su padre, se sumó como consejera principal del equipo presidencial de Donald Trump, manejando las comunicaciones de campaña para las coaliciones.
Al asumir como presidente, Trump la nombró como secretaria adjunta de Prensa, a las órdenes del ahora renunciante Sean Spicer.
En numerosas ocasiones debió reemplazar a su polémico jefe en las conferencias de prensa de la Casa Blanca. Ahora ese reemplazo se ha tornado permanente.
Sanders es la tercera mujer en la historia de los Estados Unidos en servir como secretaria de Prensa de la Casa Blanca.
Es evidente que Donald Trump tiene más problemas que otros presidentes para conformar un equipo estable de gobierno. Por diversos motivos sus colaboradores se alejan tras unos pocos meses en los cargos. Esto no ayuda para nada a la normal marcha del gobierno americano.
Con esta reorganización de su equipo de comunicación, el presidente Trump espera superar su conflictiva relación con la prensa y de ser posible mejorar su alicaída imagen.