El ex presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, a los 71 años, es el mayor ícono de la izquierda latinoamericana y el precandidato presidencial con mayor intención de voto para las elecciones de 2018.
Este antiguo obrero metalúrgico y militantes comunista que, contando tan sólo con estudios primarios, presidió Brasil, entre 2002 y 2010 y se retiró como uno de los mandatarios más populares de su país.
Se lo considera el artífice de que unos treinta millones de brasileños escaparan a la pobreza extrema.
Sin embargo, para muchos de sus compatriotas es el artífice de una trama de corrupción que malversó al menos cuatro mil millones de dólares durante su gobierno.
Lula da Silva enfrenta por estos hechos cinco procesos judiciales. En uno de ellos, el juez anticorrupción Sergio Moro, lo acaba de condenar en primera instancia a nueve años y medio de cárcel porque “después de asumir el cargo de presidente de la república, Lula da Silva comando la formación de un esquema colectivo para el desvío de recursos públicos destinados a enriquecerse ilícitamente, comprar apoyo parlamentario y financiar campañas electorales.”
El juez Moro ha encontrado al expresidente culpable de haber aceptado y reformado una lujosa vivienda de tres plantas y 250 metros cuadrados en un nuevo complejo en Guarujá, situado en el litoral del Estado de S?o Paulo. El inmueble está valuado en 3,7 millones de reales (1.300.000 dólares) y fue pagado por la constructora OAS a cambio de ventajas para la obtención de contratos de obras públicas.
El juez basó su decisión, entre otras evidencias, en el testimonio del arrepentido Leo Pinheiro, ex presidente del Grupo OAS, quién aceptó cooperar con la justicia para reducir su condena.
Junto al ex presidente brasileño, también fueron condenados por el mismo delito de corrupción pasiva y lavado de dinero, José Adelmiro Pinheiro junior, presidente del Grupo OAS, Franklin Magalhaes Medeiros, director de esa firma y otros ejecutivos. También resultó condenado el presidente de la Fundación Lula, Paulo Tarciso Okamato.
Hace unos meses, el juez Moro ordenó a Lula da Silva restituir los regalos que recibió como Jefe de Estado y que, debían estar en el acervo oficial de la Presidencia de Brasil.
Se trataba de 26 objetos, entre los que figuraban una escultura del español Joan Miró, un bolígrafo con el escudo del Vaticano, una corona, tres espadas y una daga, figuran entre 176 que estaban guardados en una caja de seguridad y que fueron embargados durante las investigaciones por corrupción de la petrolera estatal.
El juez determinó que la constructora OAS pagó por el traslado de los objetos de Lula entre Brasilia y S?o Paulo, y costeaba el alquiler de la caja de seguridad en que estaban guardados.
Si finalmente la sentencia es ratificada en la segunda instancia, el ex presidente Lula deberá ingresar en la cárcel y no podrá ser candidato presidencia en 2018. En esta forma Lula sería el primer presidente brasileño en ser condenado por este delito.
La primera reacción del ex presidente al conocer la sentencia fue proclamar su inocencia y atribuir la misma a una “persecución política”. Algo que suelen hacer los políticos cuando reciben acusaciones sobre su honestidad.
No obstante, la noticia produjo un hondo impacto entre la dirigencia del Partido de los Trabajadores.
La destituida presidente brasileña Dilma Rousseff rechazó la condena y aseguró que su mentor político era “inocente”.
La condena “sin pruebas” contra lula “es un escarnio”, escribió Rousseff, quien también es investigada por corrupción por la justicia brasileña, en su página web.
Es “una injusticia flagrante y un absurdo jurídico que avergüenza a Brasil. “Lula es inocente y esa condena hiere profundamente a la democracia”, agrego la ex mandataria.
“Lula, el presidente de la república más popular en la historia del país y uno de los más importantes estadistas del mundo en el siglo XXI, viene sufriendo una persecución sin cuartel”, aseguró Rousseff, destituida el año pasado en un juicio político.
“Lula es inocente. Y el pueblo brasileño sabrá rescatarlo democráticamente en 2018. Vamos a resistir”, agregó combativa la ex presidente.
El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva realizó ayer una conferencia de prensa para fijar su posición ante la condena. “Si alguien piensa que estoy fuera del juego, se equivoca”, advirtió.
Con semblante tranquilo y rodeado de autoridades del Partido de los Trabajadores, en S?o Paulo rechazó el proceso legal en su contra y los considero parcial: un vano intentó por sacarlo de juego político. Lula acusó al Ministerio Público y a algunos medios como O ‘Globo, Veja, Folha de S?o Paulo, etc., de organizar esa maniobra en su contra.
“La única prueba que existe contra mí en este proceso es la prueba de mi inocencia, y si alguien tiene una prueba contra mí, un papel firmado, lo que sea, que la envíe a la Justicia y que me incriminen con pruebas. Prefiero ser condenado con causa”, pidió el ex mandatario.
“Volveré a pedirle al PT que me acepte como candidato a la presidencia de la república”, aclaró Lula.
“Vamos a apelar en todas las instancias y procesaremos a todos aquellos que mientan”, advirtió el ex mandatario.
Por su parte, el presidente del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffman, anunció un calendario de protestas por todo el país contra el fallo que condenó a Lula a partir del 20 de julio.
EL EFECTO DOMINO
Lo sucedido con Lula ha tenido gran repercusión en Sudamérica por que la condena y el posible encarcelamiento de un popular ex presidente establece un precedente que podría repetirse en otros países del subcontinente donde algunos ex presidentes son investigados por hechos de corrupción.
Recordemos que diversos ex presidentes latinoamericanos se encuentran involucrados por la trama de sobornos de la constructora brasileña Oderbrecht.
El presidente de la mayor empresa de construcciones de Sudamérica, Marcelo Oderbrecht reconoció ante la justicia del Estado de Nueva York, reconoció haber pagado cerca de 350 millones de dólares en sobornos políticos en doce países para obtener contratos de obras públicas.
La ex presidente más acuciada por la justicia es la argentina, Cristina Fernández de Kirchner quien enfrenta numerosos procesos por corrupción, lavado de dinero, etc., tiene todos sus bienes embargados y no puede salir del país sin autorización de la justicia.
Cristina Kirchner es candidata a senadora en las elecciones legislativas de medio término que tendrán lugar en octubre de este año en Argentina. La ex mandataria busca, en esta forma, obtener fueron legislativos que le permitan eludir una condena de prisión efectiva.
También el presidente Michael Temer, en Brasil, se encuentra bajo la amenaza de un juicio político que de paso a su destitución y procesamiento por la justicia brasileña.
En Perú son al menos tres los ex presidentes investigados por la justicia peruana: Alejandro Toledo (2001 – 2006); Alan García (2006 – 2011) y Ollanta Humala (2011 – 2016).
En diciembre de 2016, la firma Oderbrecht reconoció que entregó 29 millones a funcionarios peruanos entre 2005 y 2014 para obtener ventajas en la adjudicación de obras.
Precisamente, el pasado 12 de julio, la fiscalía de Perú pidió la prisión preventiva del ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia por los presuntos delitos de lavado de activos y asociación ilícita después de que Marcelo Oderbrecht reconoció que entregó cinco millones de dólares a la campaña presidencia de Humala a pedido del Partido de los Trabajadores del Brasil.
En febrero de 2017, el juez de Lima, Richard Concepción, ordenó la prisión preventiva del ex presidente Alejandro Toledo, refugiado en los Estados Unidos, por el caso Oderbrecht.
Mientras que, por el momento, el ex presidente Alan García sólo está siendo investigado por corrupción.
En Ecuador, las sospechas recaen sobre el vicepresidente Jorge Glas. Pero la justicia ecuatoriana no lleva adelante investigaciones por el caso Oderbrecht. Si las mismas se llevan a cabo pondrían en serios problemas al ex presidente Rafael Correa, jefe del gobernante partido Alianza País.
En Venezuela, el centro de las investigaciones por corrupción es el ex ministro de Transporte y Obras Públicas de ex presidente Hugo Chávez, Haiman El Troudi.
Como puede verse, después de lo ocurrido con Luiz Inácio Lula da Silva, muchos ex presidentes y altos funcionarios de la región deben tener problemas para dormir.