Niños en edades que abarcan desde los siete años a la adolescencia son utilizados de distintas maneras en las diferentes guerras. En algunos casos actuando directamente en combate como soldados, en otros cumpliendo funciones de espías, mensajeros, porteadores, enfermeros, esclavos sexuales, realizando propaganda o escudos humanos.
Son sometidos a entrenamiento para lograr su obediencia ciega y adiestrarlos en el manejo de armas. En ocasiones, para lograr su total sumisión y endurecerlos, son obligados a matar a sus familiares o amigos. Como se comprende estos infortunados niños están sometidos a tremendas crueldades psicofísicas.
Las que llevan la peor parte en este proceso son las niñas. En ocasiones son violadas, o se las obliga a satisfacer les necesidades sexuales de los soldados. En otros casos, son vendidas como esposas o esclavas.
En la década de los ochenta, durante la guerra entre Irak – Iran, se reclutaron adolescentes para ser utilizados en el desminado de campos. Los infortunados jóvenes simplemente fueron forzados a atravesar campos minados, por delante de las tropas que avanzaban sobre terreno enemigo.
Esta situación de los niños – soldados, forman el grado más extremo de explotación infantil y no solo se da en África y Asia, si no también llega a Colombia en América del Sur.
Los niños no sólo son víctimas de los grupos guerrilleros o los ejércitos en lucha, en muchos casos terminan en manos de los grupos del crimen organizado transnacional que los convierten en sicarios, informantes y mulas para el tráfico de drogas.
Estos niños generalmente se encuentran afectados por adicciones, mal alimentados, faltos de afecto, maltratados y golpeados, sin contención familiar, en contacto con la violencia extrema y la muerte, hasta que estas de convierten en situaciones normal. Es que ésta termina por ser la única forma de vida que conocen.
Se desconoce el número exacto de niños – soldados, que generalmente son reclutados por grupos armados clandestinos y organizaciones criminales.
Entre los grupos que emplean estos niños podríamos mencionar a Boko Haran de Nigeria, El Ejército de Resistencia del Señor en Uganda y el Frente Polisario en el sur de Argelia.
También podemos señalar otros Estados donde los niños son utilizados como soldados como ser: Afganistán, Siria, Irak, Somalía, Myanmar, Chad, República Democrática del Congo, Sudán o Uganda.
El interés sobre estos niños es muy claro, ya que son considerados más vulnerables e influenciables y cumplen con más facilidad y sin remordimientos o cuestionamientos las ordenes que reciben. También resulta más sencillo adoctrinarlos porque no suelen tener capacidad para discernir la verdad de los argumentos que se les presentan o distinguir entre el bien y el mal. Por lo que se los emplea desde muy corta edad como sicarios del narcotráfico o son inducidos por los grupos yihadistas a convertirse en terroristas suicidas.
La mayoría de estos niños son raptados y forzados a incorporarse a los grupos armados. Si intentan huir la pena suele ser siempre la misma: son cruelmente asesinados al ser recapturados. Pero, en ocasiones, los niños aceptan de buen grado su destino como soldados. Lo hacen para poder alimentarse, encontrar un refugio y abrigo, por que no tienen familia, para vengarse de los asesinos de sus familiarese o por la siemple contención y sentimiento de seguridad que les proporciona el pertencer a una causa o a una organización.
Por ejemplo, se cree que entre un 85 a 90% de los soldados del Ejército de Resistencia del Señor, en Uganda, fueron arrancados de sus hogares y colegios o secuestrados de aldeas y campamentos de desplazados.
La Organización Save the Children ha realizado investigaciones sobre los niños -soldados y las consecuencias de su utilización en guerras, marcando los daños psicológicos y las cicatrices físicas y emocionales que estos hechos provocan en quienes lo padecen. En especial, estas investigaciones destacan la angustia permanente en que viven los niños que en algunos países y regiones siempre están esperando ser secuestrados.
Las consecuencias de esta atroz situación son muy graves. El trato brutal al que están sometidos causan serias dificultades físicas como psicológicas.
En general las sintomatologías que evidencian son, trastornos del sueño, ansiedad, angustia, temor y problemas alimenticios.
Para concluir, sería necesario para terminar con esta terrible práctica que urgentemente se pongan en marcha programas eficientes de rehabilitación y reintegración. Que se rescate a los niños que atraviesan por esta situación y se impida que otros sean secuestrados y forzados a convertirse en soldados. Que las víctimas reciban asistencia médica y psicológica, que se localice a sus familiares y se los someta a un proceso de reinserción social.
La falta de inversiones de los Organismos de Derechos Humanos y las autoridades nacionales en rehabilitación y reinserción repercuten en costos más elevados para las sociedades que enfrentan estos problemas, ya que estos niños incurren en la delincuencia o se reinsertan en otros grupos armados.