EL ZOON POLITIKÓN Y LA HISTORIOGRAFÍA
Aristóteles nos cautivó –y nos sigue cautivando- desde la antigua Grecia con su famoso término zoon politikón. Con este intentó dar cuenta que el hombre es un animal político, lo cual implica que la política es inherente al hombre, y el hombre es inherente a la política. Esto hace pensar que la política y el hombre conforman una unidad, donde ambos términos son las dos caras de la misma moneda.
Ahora bien, ¿cómo entender hoy el término aristotélico? ¿Podemos pensar que el hombre es solo un animal político? ¿o es algo más? Desde el inicio de la historia –tal como la conocemos- guerreros, soldados, y todos los escalafones de los cuerpos armados han luchado y muerto en combate por algo que yo considero una entidad abstracta, pero capaz de producir efectos concretos en los Estados y en sus respectivos regímenes políticos: el poder. La política y el poder han sido eternos compañeros, quienes discutían en los foros o en el ágora sobre los términos de la política, también buscaban una cuota de poder, que les permitiría tener mayor representatividad en las discusiones y quizá el perdón de los Dioses.
Lo cierto es que actualmente cuando se alude al hecho de que el hombre es un animal político, no solo se debe entender la política como participación de los actos públicos de gobierno, sino que también entender a la política como sinónimo de poder, control, contactos con otros sectores, contacto con los seguidores, repercusión en los medios, discusiones en las Cámaras del Congreso, peleas judiciales, actos populares, fiestas nacionales, y la lista puede continuar.
Esta simple enumeración permite evidenciar que el hombre es un animal político en todas las épocas de la historia, pero el contenido del término cambia década tras década, siglo tras siglo. Esto es así porque el hombre es el único animal que ha sido dotado con la capacidad de crear y transformar, ha sido dotado con la capacidad de crear cultura (entendida como la habilidad que distingue al hombre).
Es esta capacidad la que permite que la historia no sea estática si no que se trate de una construcción dinámica, donde los hombres y mujeres aportan pequeños hechos de su cotidianeidad, y así contribuyen a conformar el legado más preciado de la humanidad: la historia.
Es aquí donde se demuestra el hecho de que el animal político de Aristóteles y el animal político de nuestros tiempos son completamente distintos, justamente porque la política griega no es la misma que la política actual, pero porque la vida del hombre es dinámica, lo que permite que los términos cambien a lo largo de los tiempos. La esencia será la misma, pero la concepción se amplió producto del avance de la historia, producto del paso del tiempo.
EL ZOON POLITIKÓN EN LA ARGENTINA.
Argentina por definición es un país que ha luchado para construir su identidad nacional sometiéndose a discusiones ideológicas, que han culminado en batallas y guerras, de las cuales se obtuvieron –entre muchas cosas- la sanción del texto constitucional, la definición jurídico-administrativa de la Nación y la instauración de un punto geográfico que funcionase como centro de la actividad de las instituciones de gobierno y como sede del poder político nacional.
Pasando así por los enfrentamientos más apasionados de la historia como Roca y Pellegrini, los Galeristas Azules e Yrigoyen, los partidarios del Fraude Patriótico y lo sectores obreros, Perón y ciertos miembros del ámbito castrense, Perón y la Iglesia, Isabel y el pueblo, la Junta Militar y las Madres de Plaza de Mayo, Alfonsín y Aldo Rico, Menem y Duhalde, Kirchner y Duhalde, Cristina y Clarín llegando hasta Macri y Cristina. Todas discusiones que iban más allá de la política entendida como participación pública, discusiones que entrelazan la esfera pública y privada, discusiones que cruzan política con la prensa, discusiones que evidencian la extensión de la política más allá de los centros físicos donde se discute el poder.
La política no es el Congreso, no es la Constitución Nacional, no es mera participación, no es un partido político, no es una lista, no es una causa judicial, no es un diario, no es un decreto presidencial, no es una elección ganada, no es religión, no es una guerra, no es un acuerdo internacional. La política es todas ellas. Es el conjunto de actos y decisiones que hacen avanzar a un Estado.
LA POLÍTICA MÁS ALLÁ DEL PODER
Hasta acá he descripto el estrecho vínculo entre política y poder, entre políticos y política, pero es necesario presentar un interrogante: ¿es la política propia del espacio público? ¿o hay política en cada aspecto de la sociedad?
Lo cierto es que la política se ha filtrado a espacios privados, disipando la fina línea entre el espacio privado y el espacio público. Esto lleva a pensar que en cada acto que realiza el ciudadano hay política. Hoy en día vivimos en un mundo donde la política nos gobierna, no hace opinar en el almuerzo, no hace pensar si invertimos en el mercado o no, nos hace cambiar de canal porque cierto noticiero “sigue una línea que no nos gusta”, nos hace elegir una universidad por sobre otra, nos hace alejar de las religiones y nos hace renunciar al trabajo si no nos gusta la línea ideológica de quien se encuentra un escalón más arriba de nosotros.
Cada una de nuestras decisiones tiene una carga política muy grande, en otras palabras medimos nuestro comportamiento futuro en función de la política.
En conclusión, la política actual no reconoce espacio público o espacio privado, la política es multidimensional y a logrado fusionar ambas esferas.